Javier Nicolás Saavedra, el principal acusado por el asesinato de Jimena Beatriz Salas, un crimen cometido hace ocho años y que conmociona a la sociedad salteña, falleció este lunes como consecuencia de las lesiones que él mismo se provocó en la Alcaidía General donde estaba detenido a la espera de la realización del juicio oral, que iba a comenzar este martes.
Saavedra ya había perdido mucha sangre cuando fue encontrado por otro interno. El joven fue llevado de urgencia al Hospital del Milagro pero llegó ya sin vida.
El deceso fue confirmado por el Ministerio Público Fiscal de Salta, que indicó que el fiscal penal Santiago López Soto dispuso todas las medidas de investigación en procura de esclarecer el hecho.
El Poder Judicial aún no informó oficialmente la suspensión de la audiencia de debate que iba a empezar este martes 16 de septiembre, pero se descuenta que se tomará esa medida ante el fallecimiento del principal imputado. Javier Saavedra iba a ser juzgado por la Sala I del Tribunal de Juicio de Salta junto a sus hermanos Adrián Guillermo Saavedra, Carlos Damián Saavedra, acusados por el asesinato de Jimena Salas, cometido el 27 de enero de 2017 en el barrio San Nicolás de Vaqueros, localidad cercana a la ciudad de Salta.
Los tres hermanos estaban acusados por “homicidio calificado por alevosía, ensañamiento, criminis causa, por el concurso premeditado de dos o más personas, y femicidio”. Javier Saavedra iba a ser juzgado además por tentativa de homicidio calificado en perjuicio del agente Ariel Mariano Guantay, por un intento de fuga cuando lo trasladaban desde Santa Victoria Este, donde fue detenido, a la ciudad de Salta.
El cuerpo de Jimena Salas, asesinada de múltiples puñaladas, fue encontrado por su esposo, Nicolás Cajal Gauffín, quien también encontró a las dos pequeñas hijas del matrimonio encerradas en el baño.
En 2021 se realizó el primer juicio por este hecho. El propio viudo fue juzgado, imputado por encubrimiento agravado. Sin embargo, el delito no pudo probarse y fue absuelto por el beneficio de la duda.
En esa oportunidad también fue juzgado y absuelto Sergio Horacio Vargas, un vendedor ambulante señalado como presunto “campana”. Vargas había llegado a juicio con prisión preventiva, imputado por homicidio cuádruplemente calificado. Los jueces de la Sala VII lo absolvieron y ordenaron su inmediata libertad.
Cuando parecía que el crimen iba a quedar impune, los hermanos Saavedra fueron implicados en este hecho a partir de nuevas líneas investigativas.
La prueba del ADN
El procurador general Pedro García Castiella , explicó en su momento en declaraciones a El Once TV como se llegó a estos acusados. “En el primer juicio se siguió un camino desacertado, una hipótesis que fracasó” y concluyó con la absolución de los dos acusados, indicó. Dijo que frente a esa decisión la fiscalía podía haber optado por una apelación pero eso habría implicado que se siguiera discutiendo sobre la hipótesis anterior. La otra opción era “directamente terminar un punto ahí y empezar de cero, porque realmente no tenía mucho asidero la primera hipótesis y había quedado claro con la sentencia del Tribunal de Juicio”.
En esa situación, García Castiella se decidió por la segunda opción, ordenó formar una nueva unidad fiscal con la premisa de que tanto los fiscales como los nuevos investigadores no hubieran tenido nada que ver con la anterior investigación. Esos nuevos investigadores “realmente hicieron un trabajo digno de extremo reconocimiento y admiración, porque fue un trabajo casi minucioso, quirúrgico”, sostuvo el procurador.
La Unidad Fiscal buscó “en la zona qué tipo de denuncias, qué delitos había, qué bandas habitualmente operaban, y así fueron decantando y achicando, afinando el margen y también (realizaron) una exploración de redes sociales”. Este trabajo llevó a identificar a los hermanos Saavedra, particularmente al principal sospechoso, que está detenido actualmente, Javier Nicolás Saavedra.
La prueba que más incriminaba a Javier es el análisis genético de ADN, que dio “un match positivo” con uno de los perfiles encontrados en la escena del crimen. “Match positivo quiere decir, y se lo va a explicar en el juicio, que es como el código genético que tiene cada uno. Es totalmente distinto, único e inigualable y totalmente determinable a partir del descubrimiento del género humano”, explicó García Castiella.
“El electroferograma es como un DNI que tenemos cada uno, que es una decantación numérica de cromosomas X e Y que lleva a una situación muy especial, y cuando se determina un match de una muestra de ADN como las que había en el lugar del hecho con una persona, eso determina que hay un millón seiscientas mil posibilidades a favor de que sea esa persona y no cualquier otro individuo del universo”, afirmó.
“No puede haber contaminación”, afirmó, y explicó las razones para esta aseveración: “la muestra genética estuvo en el lugar del hecho desde el día que sucedió, que son grandes manchas de sangre. Hay una cantidad abrumadora de muestras que se tomaron de la escena, creo que son 18 o 19 muestras genéticas de dos personas. Esas muestras genéticas están desde el primer día. Esas muestras genéticas pasadas por la máquina, por el aparato del ADN, da un electroferograma, es decir, ese código genético que no se cambia y no se cambió desde el 2017. No se puede cambiar ahora ni se va a cambiar en el futuro. O sea, el código genético de la escena del hecho es el mismo”, detalló.
Fuente: Página 12